jueves, 28 de julio de 2011

OLLANTA HUMALA POR UN NUEVO PERÚ



Por Raciel Pérez Martínez
Foto INTERNET

El pueblo peruano tiene desde el jueves último un nuevo presidente, Ollanta Humala quien por su manera de pensar y de proyectarse para actuar, se deslinda de los mandatarios más recientes del país sudamericano, caracterizados por la aplicación de una política neoliberal y muy cercanos a Washington.

Luego de navegar contra viento y marea, es decir contra las poderosas fuerzas oligárquicas y no menos influye prensa burguesa, Humala tiene ahora los destinos de una nación donde el 60 por ciento de sus habitantes está en la pobreza, aún cuando exhibe grandes crecimientos macroeconómicos.

El programa de gobierno del nuevo presidente de tendencia izquierdista, es incompatible con el modelo hasta ahora imperante, de corte puramente neoliberal.

La mirada de Ollanta está dirigida hacia las masas desposeídas, y para sacarla de la miseria pretende desarrollar planes incluyentes, donde todos tengan las mismas oportunidades de desarrollo.

La mayoría que votó por Ollanta lo hizo por la promesa de campaña que precisa de una gran transformación nacional, por un Nuevo Perú, por una economía que crezca para todos y que sea libre de la demanda y precios de los productos primarios en el mercado mundial.

También por una economía que retenga las reservas en el país y que distribuya las ganancias entre los menos privilegiados; también votó por una administración estatal que atienda las regiones, fomente la participación, y gobierne con ética.

Sin embargo llama poderosamente la atención que en puestos claves de la economía y de la política, el nuevo mandatario mantuvo las figuras que llevaron el neoliberalismo hasta la máxima expresión en Perú.

En su primer discurso tras recibir la banda que lo identifica como nuevo Presidente, Humala manifestó que una nación inclusiva es la que “abre el camino a una patria social”, que beneficie a todo el pueblo por igual, y por ese objetivo brindará todas sus energías.

El jefe de Estado de Perú comentó que la reivindicación social “ha sido el sueño encendido de toda una generación, de los pueblos, es una aspiración, una esperanza, una promesa inacabada por el que el pueblo ha estado siempre dispuesto a entregar su vida”.

En su juramentado como presidente peruano Homala prometió ante el pleno del Congreso, que trabajará en el mejoramiento de las condiciones laborales como la infraestructura y el salario básico para todos los peruanos.

Sobre ese punto, Humala anunció el aumento inmediato "del equivalente a algo más 27,3 dólares a partir de agosto y llegar a partir del próximo año a un salario mínimo de casi 274 dólares por mes.

También el nuevo presidente nacionalista, impulsará varios programas para beneficiar diversos sectores de la población del país que se encuentran necesitados de atención por parte del Estado.

El programa denominado Juntos se extenderá hasta alcanzar los 800 distritos más pobres del país, y está enfocado en atender a las personas en situación de pobreza crítica.

Otro de los proyectos llamado Pensión 65, consiste en prestar asistencia a los adultos mayores que están en precarias condiciones económicas y que no reciben beneficios estatales.

El programa Cuna Más, para niños de 0 a 3 años, se aplicará en los distritos menos beneficiados de Perú y tendrá como punto fuerte, combatir la desnutrición infantil.

El programa Beca 18 tendrá como misión la atención a jóvenes de bajos recursos y de bajo rendimiento escolar, para que puedan continuar con sus estudios y seguir con proyectos de programas universitarios o de técnicos superiores.

En el sector de la salud, se instalará el servicio Sistema de Atención Móvil de Urgencia, para reforzar la atención primaria en los distritos más pobres del país en los próximos cinco años, y se construirán hospitales donde hagan falta.

Humala también se comprometió proteger a la población por lo que se creerá un Consejo de Seguridad Ciudadana, e incluye una reforma del sistema policial del Perú. Si todo se hace realidad el pueblo peruano recibirá un gran beneficio.

sábado, 9 de julio de 2011

SUDÁN DEL SUR, HIJO DE INTERES FORÁNEOS


Por Raciel Pérez Martínez


Hoy sábado nació el estado número 193, reconocido por la Organización de Naciones Unidas, se trata de Sudán del Sur, hijo de rivalidades interétnicas y avaricias petroleras.

Desde hace décadas las regiones norte y sur de Sudán han estado guerreando, sobre todo por la incitación foránea, pues las grandes reservas de hidrocarburos en la porción sureña son codiciadas por las trasnacionales.

El gobierno central, radicado en Jartum, la capital sudanesa, trató por todos los medios de evitar la secesión de la más grande nación africana, con más de dos millones y medio de kilómetros cuadras y una población de unos 42 millones de habitantes.

Sudán está situado en el norte de África, a orillas del mar Rojo, entre Egipto y Eritrea, con una gran variedad étnica y religiosa ,y cientos de dialectos que la hacen muy compleja para encausar interesas nacionales.

A partir de la aprobación del gobierno de la división del país, debieron cesar los enfrentamientos tribales, sin embargo continúan en zonas como Darfur, donde la población ha sido prácticamente diezmada, o a emigrado a países vecinos.

Actualmente las partes trabajan por eliminar litigios como los existentes sobre la región de Abyei, la delimitación de las fronteras, las fuentes petroleras, y la deuda pública.


Con la creación oficial del Sudán del Sur, no deja de preocupar el éxodo hacia el territorio sureño de dos millones de personas que residen en el norte del país, pero por descendencia tribal o religiosa retornan a sus orígenes.

Este sábado Sudán quedó dividido en un estado de mayoría musulmana en la parte norte, y otro de fe cristiana y cultos tradicionales en la sur.

Con la partición, el Sudán tradicional pierde la tercera parte de su territorio y las tres cuartas partes de sus reservas petrolíferas, un 37 por ciento de sus ingresos frente a una deuda pública ascendente a 38 mil millones de dólares y una exorbitante inflación.

El naciente estado de Sudán del Sur, región rica en petróleo que representó el 90 por ciento de los ingresos del país, tiene varias zonas de conflicto por choques étnicos más el sistemático robo de ganado.

En 2005 cuando se firmaron los acuerdos de paz entre el norte y el sur, Sudán disponía de solo 20 kilómetros de carreteras asfaltadas y un 90 por ciento de su población no sabía leer ni escribir.

El nivel de subdesarrollo de Sudán llega hasta las estructura de poder, pues la mitad de los funcionarios el gobierno apenas dispone de estudios primarios.

Pese a sus importantes reservas petroleras, el naciente Sudán del Sur ingresa a la lista de los países más empobrecidos del planeta, y de más bajos indicadores sociales y de salud.

Los monopolios internacionales del petróleo son los verdaderos causantes de la división del Sudán. Se llevarán todo el hidrocarburo del subsuelo pero el pueblo se quedará con su miseria extrema de hoy.